Entre todo lo cual el ser humano no puede comprar se encuentra la paz. Tiempos de paz son tiempos de holgura y de bonanza. O al menos eso se espera. Jesus ofrece una paz diferente a la que el mundo da. Juan 14:27, “La paz os dejo, mi paz os doy; o no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo.” La paz que el mundo da corresponde a la seguridad de la cual nos podemos rodear. Hay quienes duermen tranquilamente porque se han esforzado y han logrado y estan muy satisfechos consigo mismos. Pero hay quienes duermen tranquilamente porque aman y guardan la palabra de Dios. “El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él.” Juan 14:21. La paz que Dios da proviene del Padre al hacer la voluntad de Dios. La paz que Dios da no se encuentra necesariamente en nuestra zona de comodidad. Filipenses 4:4-9 nos dice, “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.” Esa es la paz de Dios. La que no depende si tenemos una buena alarma en el coche o en la casa. La que no depende de como amaneció el clima esta mañana. La que no depende de circunstancias porque “sobrepasa todo entendimiento”. He dicho.
Pastor Norma Montes
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